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Semillas en campos ajenos

Poesías, prosa, reseñas y fotografías de Pablo Antonio García Malmierca

Se publica mi primer ensayo: «Alaciar de espumas. Poesía y utopía en Waldo Santos», Lastura

❤️🖤 Muy pronto tendremos aquí este fabuloso ensayo en el que hemos trabajado con amor durante los últimos meses. «Alaciar de espumas. Poesía y utopía en Waldo Santos», de Pablo Antonio García Malmierca, nos sumerge en las profundidades de la poética y el pensamiento libertario de este genio zamorano.

Este ensayo llama a recuperar su memoria, que es la memoria de todos los que lucharon y luchan por la libertad, pero también es un toque de atención para que no caiga en el olvido la extensa y espléndida obra poética que nos legó y que Malmierca analiza con minuciosidad.

«Es muy de agradecer que, desde un estudio pormenorizado y certero sobre los conceptos y bases poéticas de Waldo Santos, Pablo Malmierca haya tomado la determinación de abrir con este ensayo los candados del olvido y sacar a la luz la vida y la poética de un autor que ha estado desaparecido y olvidado al parecer de forma interesada, y ha sido ubicado entre simples anécdotas de lo provinciano, seguramente generadas por los tristes aparatos culturales que siempre cortos de vista se han venido mezclando en los últimos cuarenta años (…). En todo lo que por fortuna se puede leer aquí sobre la inquieta e interesante vida de Waldo Santos y sobre la urgencia de conocer y expandir su obra poética, Malmierca hace justicia y concuerda desde sus reflexiones con las palabras serenas y certeras de Raúl Zurita: “se escribe, paradójicamente, para corregir la historia y entregarle así a un sinnúmero de hombres la posibilidad de un relato redimido. Es allí donde todos los derrotados, caídos, muertos y pertinentes del lenguaje humano vuelven a encontrar las palabras de sus destinos negados”. Y de eso es de lo que se trata, de encontrarnos con las palabras que se le han negado a Waldo Santos, y desde ellas poder conocer la gran poesía y la vida siempre socialmente implicada de un hombre culto y de un gran escritor desaparecido y tan olvidado como la propia tierra que ha sustentado su vida y su obra». Luis Ramos de la Torre

Gracias a Luis Ramos, autor del prólogo, y a la familia de Waldo Santos por habernos cedido el contenido gráfico y habernos puestos todas las facilidades del mundo.

Reseña en Culturamas de «El óxido de la luz»

ACONTECER EN EL INSTANTE

Por Luis Ramos De La Torre.

Si como decía el gran filósofo Spinoza en su Ëtica, II, XI: “Lo primero que constituye el ser actual del alma humana no es más que la idea de una cosa singular existente en acto”, en la reflexiones que van a aparecer en este ACONTECER EN EL INSTANTE, sobre un hecho poético concreto como es El óxido de la luz, de Pablo Malmierca, debemos estar y estamos obligados a dar cuenta, no sólo de forma poética y literaria sino necesariamente ética, de lo que en ello observamos, para poder caminar acompasados con las preocupaciones que en sus versos definen al autor; y más aún cuando se trata de un concepto como la luz que según aparece de forma contundente y clara en el Diccionario de símbolos de Juan-Eduardo Cirlot: “Es la manifestación de la moralidad, de la intelectualidad y de las siete virtudes”.

Conocer la obra de un poeta, bien por cercanía, bien por amistad, o simplemente por el placer de haber disfrutado de la génesis de sus versos, puede llevarnos a confundir la interpretación que hagamos de sus poemas o de la reflexión sobre ese libro concreto; por ello, es conveniente no dejarse influir por las apariencias y caminar lúcidamente hacia las claves de su hechura. En la reseña que también hiciéramos en en este mismo medio sobre Las Estremecidas, su libro anterior, y que titulábamos con uno de sus versos “AÚN QUEDAN VÁSTAGOS DE LUZ”, se intentaba dejar clara la presencia, la importancia y la existencia de la luz entre la herida, la oscuridad y la grieta que definen lo humano. De igual modo, y desde otro de su versos, contenido en el apartado EPÍLOGO, leíamos: “Existimos entre cuerpos heridos pese a la arrogancia del pasado”, en el que se marcaba la posibilidad de llegar al final del camino propuesto en torno a la consecución de una salvación moral, que vendría a ser a la postre un final de apertura y entrega desde aquella voz estremecida y aquel tacto estremecido necesarios hasta llegar a conseguir: “Dar un abrazo / como quien da la vida”.

Si quieres leer la reseña completa:

«El óxido de la luz» en los medios de comunicación.

Mi último libro, «El óxido de la luz» ha generado interés en distintos medios. Os dejo los enlaces:

Interesante entrevista en el programa «Dos que sí, uno que no» de La 8 de Zamora, podéis escucharlo desde el minuto 45 hasta el 67. Mi agradecimiento a Rafa y a todo el equipo de la 8 de Zamora.

Si quieres saber más sobre mi nuevo libro puedes escuchar, desde el minuto 30 aproximadamente, y gracias a Patri Alonso y Judit Pino, la entrevista que me han realizado esta mañana con motivo de la presentación de » El óxido de la luz», Lastura Ediciones , en Zamora, en Librería Semuret.

En La Opinión de Zamora, este pequeño artículo que agradezco a Natalia Sánchez, siempre atenta a la cultura zamorana, además de una pequeña nota de prensa tras la presentación.

https://www.laopiniondezamora.es/zamora/2024/03/06/pablo-garcia-malmierca-cuestiona-excesos-99065744.html

https://salamancartvaldia.es/noticia/2024-03-12-el-oxido-de-la-luz-pablo-malmierca-342605?fbclid=IwAR1h5iv77Vs2SuRTWgWYn6YaoAXlcJEj6C7G6NEkZDzTZLsON8PadgkIl34

Solo los gorriones conocen la luz. Reseña de «Cómo vencer al ruido» de Jesús Aparicio González, publicado por Ars Poética en 2023.

La tradición mística hispánica es muy rica, desde San Juan de la Cruz a Santa Teresa de Jesús, pasando por Jesús Torné, José Luis Hidalgo o muchos otros que recoge Miguel de Santiago en su antología de poesía mística. En el prólogo a su antología, Miguel de Santiago, define la mística como un proceso en el que: “El hombre se mueve en una dimensión contemplativa, de profundidad: puede ir penetrando cada vez más en las esferas que le sumergen en la trascendencia. Contempla la historia en toda su complejidad: contempla la naturaleza creada por Dios, en la que se desarrolla su existencia y la de los demás seres vivos; contempla y medita la Palabra: contempla y llega a vivir la vida de Dios.”.

El libro que nos ofrece Jesús Aparicio González parte de una premisa sencilla y a la vez reveladora, la antítesis entre ruido y silencio, que recoge en la cita inicial de Juan Ramón Jiménez, tan clarificadora para entender el significado del libro de poemas que cito de manera completa: “Ruido que derrumbas mis castillos de ensueño / maldito tú, enemigo del silencio”; que se complementa con esta otra, “Sí. Silencio. Tan solo silencio. Que se callen, / que dejen a mi espíritu nadar en lo insondable…”. En nuestro autor, como veremos el silencio es paso previo a la unión del alma con Dios, sin ese silencio que nos aleja del mundanal ruido, de las distracciones de la vida, no puede darse el paso previo hacia Dios que el libro presupone como condición imprescindible para conocer la naturaleza de la salvación.

Estamos pues, ante un libro claramente inserto en la línea de los autores y autoras de la mística o en sentido amplio, poesía religiosa, aunque en este caso con amplitud hacia una reflexión vital que es paso previo a menesteres más elevados del alma. Es interesante como en estos tiempos donde la religión tradicional va perdiendo cada vez más peso en la vida de las personas, un libro como este mantiene desde la sencillez del lenguaje y el acercamiento a los elementos pequeños y cotidianos de la vida, como un gorrión o una hormiga, el interés por la vida más allá de la muerte, entendida desde el punto de vista del cristianismo católico. Un libro que puede muy bien entroncarse con la tradición humanista cristiana que busca en la sencillez de la vida del hombre los fundamentos de la salvación que promete el catolicismo y que podemos compartir o no, pero que pertenece de manera viva a la tradición literaria hispánica.

Esta mística castellana, ascendente y que busca la luz fundamentalmente se ve reflejada en el primer poema que abre el libro: “Tras la noche silenciada / la aurora hace canción / de un torpe parpadeo. / Es el ojo sencillo / quien descubre el misterio.”. Versos que recuerdan directamente a “Noche oscura del alma” de San Juan de la Cruz . Será así el hombre quien descubra la realidad trascendente que se oculta, la que desvele el misterio y en línea con otro de los grandes poetas de la claridad españoles, Claudio Rodríguez, habla de la luz como un don, “Sin mérito, sin premio, / recibida por don / te despierta esa luz / donde el todo se oculta.”. Poesía de descubrimiento de la luz, en este caso relacionada con la idea de Dios, identificado con el todo que se oculta al ojo humano que no está predispuesto a su contemplación. Y será la palabra, en este caso la poética la que procurará ese conocimiento que en nuestro autor se identifica con el despertar del alma: “Despertamos por bien de una palabra / que nos desvela al fin la identidad / a la que estamos abrazados…”. Misterio que buscamos en la naturaleza creada por Dios, “Canta suavemente, / que no se rompa el velo del misterio. // Contempla ahora sin prisas / como escribe su música / la brisa entre los árboles.”.

Uno de los elementos definitorios de este libro, como ya quedó claro en la cita de Juan Ramón Jiménez es el silencio, será este el que permita contemplar el mundo de otra forma: “Si todos los gorriones de la tierra / callaran un instante contemplando / esa asombrada luz que les despierta / un segundo después el mundo / sería otro.”. Un habitante tan sencillo de la naturaleza como es el gorrión será ejemplo de cómo acceder a la luz y al mundo que se oculta tras el ruido, el mundo de Dios.

Como en todo movimiento místico, el hombre debe dejar atrás todo lo terrenal, así leemos “déjate llevar / sin miedo ni deseos / por un arrollo de orillas disformes / como un desangelado / barquito de papel.”, así tendremos acceso a “la mano de un dios niño / que con sus tiernos dedos / recicla vidas.”. En este punto se clarifica la función de la poesía, la poesía mística, “La poesía es / presentir el misterio.”. Pero frente al ruido, es necesario el silencio pues “En el silencio / la paz tiene su escudo.”. Tenemos así un movimiento que va de la palabra al silencio y de ahí a lo eterno, que es fácilmente identificable con Dios, “Así esa palabra / perdida entre las sombras del silencio / busca ese nido / que le sepa mecer / con la música de lo eterno.”.

Otro hito fundamental del libro es el miedo, que podemos identificar con el miedo a qué nos encontramos más allá de la muerte, miedo que pronto aparece en forma de distintos monstruos que deben de ser vencidos por el hombre: “Al monstruo hay que mirarle / de frente y a los ojos.”. Será el miedo, en una acertada metáfora el que: “esconde los lápices, cierra el / cuaderno, guarda las manos, apaga las luces y / engaña a los sentidos que han confundido al / hombre. “. Esos miedos siempre serán superados por la luz, verdadera puerta hacia Dios: “La luz ha roto / el velo de un misterio […] / Despierta Dios.”.

Podríamos terminar recitando los siguientes versos:

            El final de la vida

            es esperar

            a que llegué el tiempo

            de que nos llamen

            para dar ese paso

            del umbral de lo oscuro

            hacia lo eterno.

Cómo vencer el ruido es un libro que muestra la vitalidad de la mística en particular y de la poesía religiosa en particular en la tradición poética actual, tan alejada de lo religioso en sus líneas más comerciales. Jesús Aparicio González continúa desde la sencillez del lenguaje y la búsqueda personal de Dios esa línea que tan buenas páginas para nuestra literatura ha dejado la poesía religiosa. Interesante y arriesgada apuesta en los tiempos que corren, que, aunque no sea la opción más en boga en los corrillos poéticos, tiene un gran valor dentro de la tradición poética hispánica. Un libro recomendable para aquellos interesados en los derroteros de nuestra tradición literaria más arraigada.

Aldealengua, 4 de febrero de 2024.

Entrevista en La 8 de Zamora, sobre «El óxido de la luz».

El pasado día uno de febrero tuve la oportunidad de presentar en el programa «Dos que sí, uno que no» de la 8 de Zamora mi nuevo libro «El óxido de la luz» de Lastura Ediciones. Podéis escucharlo desde el minuto 45 hasta el 67. Mi agradecimiento a Rafa y a todo el equipo de la 8 de Zamora. Espero que os guste.

Publicación de mi nuevo libro «El óxido de la luz», Lastura ediciones.

Os dejo la nota editorial que han publicado desde Lastura en referencia a mi nuevo libro de poemas: «El óxido de la luz».

✨Qué ganas teníamos de anunciar que damos la bienvenida en Lastura Ediciones al maravilloso poeta y amigo Pablo Antonio García Malmierca con el libro «El óxido de la luz», ya en imprenta.

🧔‍♂️Nacido en Zamora en septiembre de 1972, Pablo Malmierca es Licenciado en Filología Hispánica, trabaja como profesor de educación secundaria en institutos públicos de Castilla y León. Miembro del Seminario Permanente Claudio Rodríguez de Zamora. Como poeta ha publicado «dD» (Piediciones, 2016), «No comas mi corazón» (Piediciones, 2017), «La voz estremecida» (Eolas, 2019), «El tacto estremecido» (Eolas, 2021) y «Las estremecidas» (Eolas, 2023). Ha sido incluido en numerosas antologías, blogs y revistas electrónicas. Como narrador ha publicado «Catálogo de terrores domésticos» (Piediciones, 2017); y como antólogo ha elaborado «Valladolid. Voces de Vanguardia» (Piediciones, 2016). Próximamente aparecerá en Lastura ediciones el ensayo «Alaciar de espumas. Poesía y utopía en Waldo Santos». De entre las antologías en las que aparece destacan: «Poetas hipocondriacos» (Ediciones Liliputienses) o «Anónimos 2.3», publicada por el festival de poesía Cosmopoética. Ejerce como crítico literario en Culturamas, con reseñas críticas y artículos sobre poesía.

📗En el «El óxido de la luz» Pablo Malmierca realiza una búsqueda personal del absoluto y se adentra en el concepto de verdad a través de la mística negativa. Como Derrida, Malmierca muestra su fascinación por las potencialidades del lenguaje en el esfuerzo por acercarse a lo que es propio de Dios, teniendo en cuenta que todo lenguaje predicativo es inadecuado a la esencia y a la hiperesencialidad, y en consecuencia sólo con una atribución apofática se puede pretender una aproximación e Él. «La miseria es confesar/ la sed de luz, cuando es la oscuridad / a la que imploran los deseos».

🔗El 5 de febrero en librerías y desde ya en preventa en nuestra web: https://lasturaediciones.com/product/el-oxido-de-la-luz/

Reseña de «Libro mediterráneo de los muertos» de Mª Ángeles Pérez López, publicado por Pre-textos.

El texto como tejido y sutura.

Por Pablo A. García Malmierca

Con el Libro mediterráneo de los muertos la poeta Mª Ángeles Pérez López resultó ganadora del VI Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro. Pese a que se trata de un libro ampliamente reseñado en diversos medios, creo necesario hacer hincapié en uno de los elementos más destacados de este texto: la articulación del elemento formal en el significado que el texto teje sobre la realidad.

En una primera lectura podríamos decir que estamos ante un libro que se encuadra en lo que se ha denominado poesía social, pues denuncia como el mar Mediterráneo se ha convertido en un enorme cementerio, nos habla de las personas migrantes, de su sufrimiento, de los peligros de su viaje en busca de identidad, de su anoxia que es física y a la vez psicológica, pues como dice “toda persona importa”. Será el mar, principio y fin del viaje, pues es el lugar de la asfixia, pero también es “padre y madre”. Como en otros de sus textos, Mª Ángeles Pérez López busca dar voz a quien no la tiene, en este caso será la voz, un tú, que da sentido a quien puede la anoxia y que siente con la víctima del ahogamiento. Sin embargo, posteriores lecturas ofrecen una profundidad en el uso del lenguaje y del poema que abren esta obra hacia interpretaciones más profundas.

Puedes seguir leyendo aquí:

Reseña de «La densidad de los números» de Luis Ramos, publicado por Lastura.

La incertidumbre como espacio de libertad.

Por Pablo A. García Malmierca.

No se me ocurre mejor manera de comenzar a hablar de un libro como es La densidad de los números de Luis Ramos que citando a Ilya Prigogine, nos dice en su libro Las leyes del caos que la comunicación entre los miembros de la cultura científica y la humanista siempre ha sido difícil, que las ciencias se expresan en términos matemáticos y que los humanistas no son sensibles a la belleza de las matemáticas, para terminar afirmando que el verdadero problema es la incorporación del tiempo: en la cultura científica el tiempo es determinista, mientras que en las ciencias humanas está dominado por la noción de incertidumbre. Podemos entender la incertidumbre como la dificultad para hacer un pronóstico acerca del futuro. En estos tiempos de capitalismo financiarizado, donde todo se reduce a algoritmos numéricos que controlan nuestro consumo, Luis Ramos se posiciona del lado del ser humano y la incertidumbre en el futuro entendida como libertad, libertad por construir un provenir alejado del control de los números naturales, que aquí se convierten en todo lo fijo, lo inmutable, el lugar donde no existe la libertad, frente a los números racionales que representan el espacio de libertad que queda entre esos números naturales. Pues “…todo es número, / matriz, medida abierta, / todo llama en su cifra y en su haber”. Metáfora del mundo rígido que conlleva el consumo dirigido desde el algoritmo que controla nuestros impulsos y nuestra dopamina desde las innumerables pantallas que nos rodean.

Puedes seguir leyendo aquí:

Reseña de «La serena estrategia de la luz» de Luis Ramos, publicado por Lastura.

La luz como vía de conocimiento.

Por Pablo García Malmierca.

No puedo comenzar esta reseña sin hacer referencia al excelente prólogo que Fermín Herrero ha escrito para La serena estrategia de la luz donde se desgranan de forma precisa algunos de los puntos clave de este texto. Se abre este con los conocidos versos de Claudio Rodríguez: “Siempre la claridad viene del cielo; / es un don: no se halla entre las cosas / sino muy por encima y las ocupa / haciendo de ello vida y labor propias”. Y es ese don el que trata de explicar este libro a través de los cuadros y del trabajo del poeta zamorano, José María Mezquita, que tal y como sigue diciendo Fermín Herrero, ya en el reciente libro de Luis Ramos “Hacia lo verdadero” meditaba en el encuentro de la pintura y la poesía como actos creadores.

Para aquellos que desconozcan la obra del pintor zamorano, reproduzco aquí las palabras que el propio Luis Ramos ha escrito sobre él y que acompañarán al catálogo que aparecerá próximamente de la exposición “José María Mezquita Gullón y la memoria sensible” celebrada en el Museo Provincial de Zamora y el Museo Etnográfico de Castilla y León: “…podríamos acercarnos a una posible definición de su obra vista como un ejemplo señero de pintura centrada desde el principio en la emoción primera, y en el asedio creativo hacia la realidad que se irá mostrando de forma epifánica en sus obras, así como en la búsqueda de la claridad del ritmo.”

Desde estas dos premisas parte el libro de poemas que nos ocupa, la explicación o más bien la aprehensión de la luz a través de la emoción primera por parte del pintor y por ende del poeta. Pero no será un camino fácil, el libro se abre con el siguiente verso “La luz es reto y es ofrenda” y va acompañada de su complementaria “la sombra su sustento”, sin olvidar su carácter sagrado: “¡Qué sagrado en su misterio el lugar!”, no debemos olvidar que la luz es salvación y sacramento. Será esta tensión la que provoque o motive en un movimiento que engloba también el oficio de crear. Movimiento que parte del lugar, “El lugar es siempre quien impone”, pero que acaba fundiéndose en uno con el creador “La materia te sabe. / Respira en ti. / Te busca, te sorprende”. Un movimiento en el que tanto se da como se recibe, “puro ofrecimiento” de la materia. Sin embargo, para que este deslizamiento entre la luz y el creador se produzca debe existir un lugar donde se realice, este podríamos definirlo como el “entre” donde se da “un vínculo con la materia”, allí “La realidad se afirma y se alza en lo intangible”.

Continuamente se apela al creador para que pueda conocer ese ser íntimo de las cosas “¿Sientes la estrategia del árbol, la intimidad de la madera alzada en calma?”, pues sin los ojos del pintor-poeta no se podría producir el milagro de la creación salvador y sacramental, el creador se transforma en conductor de “corrientes que fluyen buscando lo visible”. Corrientes que parten de “lo implacable de la herida” y que, sin embargo, requieren “de sentir el arrojo de lo intacto, / de seguir y avanzar, / de liberar la ardura del deseo.”. Oficio que “es la preocupación de quien saber mirar / y en su hospitalidad, / en su silencio, / a las razones que la luz ofrece”. Este proceso creador que parte de la herida y que sutura en el propio arte queda conceptualizado en los siguientes versos: “La herida sigue abierta, es infinita. / La sutura es el arte. / Ya dirá en su momento la materia, / no lo dudes, / lo que le corresponda”. Hasta el momento en que se produce el encuentro en ese entre al que nos referíamos anteriormente: “Encuentro y fiel que asciende al abismo de darse / y en ese dar afirma la luz como un abrazo”.

Este es un tratado de la luz como fuerza creadora de la pintura y por extensión de la palabra, pues esa luz será la materia primigenia de toda creación: “ANTES que la palabra, / llega lo que ven los ojos / y su ser arte sin más a la emoción se entrega, alivia la tensión de la materia, / aligera los márgenes”. Aparece aquí otro de los conceptos fundamentales de este libro la emoción primera, a la que Luis Ramos se había referido ya en su definición de la poesía de José María Mezquita y que podemos hacer extensible a toda forma de creación artística sea cual sea su materialidad. Y será en este punto donde el papel de la luz como “armonía” se transforma en “… una teoría del encuentro, / una urgencia de la vida y el arte”, y en “canto” y “amparo”. Aparece aquí la luz en su dimensión sagrada como salvación a través del canto, de la poesía. Luz que es también recuerdo de la infancia, de esa luz primera que se recuerda y que se busca con ahínco, pues es y ha sido el motor de la creación: “igual que el niño aquel que fuera entonces, el que quedó prendido en esa claridad / que sin saberlo y para siempre, / aseguró la esencia de la luz primera”.

La mirada será la que tenga el papel primordial en este proceso: “Y, ¿qué es ese mirar? / ¿darse, ofrecerse, o simplemente sentir? “. La respuesta nos la da la propia voz poética: “Y otra vez se alza ante ti la claridad, / lo tácito, / lo oculto abriendo sin tapujos su propuesta”. Es “El ojo (…) la razón de ser de lo visible / su lugar fecundo / donde se asienta la frontera / entre la naturaleza y el arte. / Anuncia la sustancia”. Poética de lo sensible que se muestra en su forma más matérica, la luz se aprehende a través de la mirada, que se convierte así en el entre necesario entre la claridad y la obra de arte o el poema, pues “pintar es un encuentro, / es fe de vida”.

Crear, pintar “es indagar en la esencia de la luz, / buscar lo oculto, / pensar en su serena estrategia / y sentir esa fuerza que una vez se vio, / y fue resorte, epifanía y asombro, / camino siempre”.

En definitiva, Luis Ramos nos ofrece el camino de la creación, el camino en que la luz y la materia se dan a través de la mirada y el temblor para crear, ya que será “la serena estrategia de la luz” la que, en la reminiscencia de la luz primera, nos mueva hacia el oficio de crear, de escribir, de pintar…

Aldealengua, 12 de abril de 2023.

Publicado originalmente en Culturamas:

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