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Semillas en campos ajenos

Poesías, prosa, reseñas y fotografías de Pablo Antonio García Malmierca

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dolor

La música de mis poemas (III) : Sopor Aeternus.

He marvels at all things new to him
And I only wait for all things
In this sick world to end

(«In der Palästra», Sopor Aeternus)

Asoman en mis músculos

marcas de belleza y dolor,

espejean reflejos de oro y plata

sobre tu piel transparente.

Mi pie izquierdo gira a la derecha,

mi pie derecho se vuelve siniestro.

El tuerto perdió la perspectiva,

la depresión mutila tus afectos.

La misantropía y la posibilidad

unidas en un abrazo sin destinatario,

el aire

representa el vacío de una búsqueda eterna.

El pathos contenido en una bola de cristal,

la comunicación escrita en los muros de la vergüenza.

Huir de ti,

                                               huir de mí,

huir de ellos,

                                               SOLEDAD.

I somewhat envy this naturally beautiful man
He never knew or encountered the hatred and shame that I bare
(«In der Palästra», Sopor Aeternus)

Tacto

El tacto

El tacto pastoso del petróleo
pegado
al dolor de mi garganta.

En la viscosidad de tus dedos
el recuerdo.

Tantos pasos perdidos
al son de tu salmo favorito,
tanta desidia acumulada
en el fondo de tu hipotálamo.

El reencuentro
en la salinidad
de tus pupilas dilatadas.

Duele pensarte entre penumbras,
duele saberte en el ayer.

La reconciliación
flota
sobre los hematomas de nuestras pérdidas.

Harto de llevar
la herida sobre mi hombro,
harto de rogar
lágrimas de aire,
harto de vivir
entre humedades resecas.

Duele
el paso aterciopelado de los segundos.

Pablo Malmierca

Diario polar (día 25)

 

 

Mi identidad se disuelve sobre la salinidad del cueva. Me pregunto qué quiero ser, a dónde quiero llegar, en la soledad de la noche no alcanzo a ver más allá de las estrellas, más allá del recuerdo de una nebulosa que me recuerda la ausencia de una compañía más allá de la voz de mis palabras.
He intentado pasear por los acantilados contiguos a la cueva. Son una zona muy visitada en Transelgor, debo esperar a horas extrañas, cuando el mundo se desvanece y desaparecen las personas. Ayer a las cuatro de la madrugada mi diversión consistía en contemplar el parpadeo incesante de las luces de posición de los barcos pesqueros de bajura. Su intermitencia, unida al vaivén de las olas las convertían en irreales fuegos fatuos. Hipnotizado por su visión me dejé llevar de nuevo por mis pensamientos. Si unas horas antes este lugar era un hervidero de gente, donde todos contemplaban un mismo paisaje, donde el sentimiento se hacía común hacia la belleza salvaje de la naturaleza; por qué ahora la soledad, la inmediatez de mis sentimientos era totalmente distinta, simplemente habían pasado unas horas, simplemente había desaparecido toda compañía.
Creo que buscamos la compañía, la sensación del grupo para no vernos abrumados por todo aquello que no comprendemos, cuando el verdadero aprendizaje se encuentra en la búsqueda de la verdad en el enfrentamiento desnudos ante el objeto, ante la realidad insondable que nos apabulla tantas veces.
Donde otros hace unas horas sólo veían mar, luz, rocas, yo ahondo en una visión que transfigura aquello que veo, ahora soy un poco más ignorante, no acierto a ver las referencias de otros, interpreto el mundo desplazado, desde un desgarro afectivo que es ahora el del proscrito.

 

Pablo Malmierca

La espuma del crimen

 

La espuma del crimen

La espuma de tus dunas
teje el corsé
que te atenaza.

Hay humedades
que anuncian
primaveras.
Hay sequías
que anuncian
ocasos.

La juventud atenaza
tus pasos expertos.

Serás el acto fallido
de una revolución.
Serás el prólogo
de un fracaso.
Epílogo de un final
que, nunca, fue el tuyo.

El dios de tu destino
perdió su misericordia
acariciado por el pecado.

Su frustración: tu condena.

Llueven cascotes de sevicia
sobre el futuro
de tus hijos nonatos.

El granizo
arrecia sobre el tacto de tu oído.

Tu derrota
prefigura todo el odio
del universal crimen
de su mano cobarde.

Pablo Malmierca

Diario polar (día 11)

 

Diario polar (día 11)

Frío, siento el frío deshaciendo el tuétano de mis huesos. Lo tengo tan dentro que ya es una parte de mí. Preferiría no sentir, que el dolor se alejase de mi carne, pero no es así. Ya decían los clásicos, vivir es morir, la vida viaja a una velocidad endemoniada. Los demonios son los caballos de mi vida, la tortura de su presencia me lleva en una infinita montaña rusa, hacia arriba, al fondo, siempre hacia el fondo. Escribir es la única liberación, todo el pánico que me produce vivir se transforma en palabras, las ideas fluyen desde las ciénagas del inconsciente.
La catarsis necesaria que permite limpiar el pozo de la percepción, frente a la oscuridad del mundo, la luz de la poesía, la salvación en fonemas que no por manidos suenan cada vez más nuevos.

Mi piel es cada vez más azul, Transelgor soy yo, su clima, sus ventiscas, el hielo cada vez más puro…

Un azul casi transparente.

Pablo Malmierca

#TodosSomosParís

La impostura del dolor
nos atraviesa
entre punzadas de delirio.

Pablo Malmierca

Ad-hiere (micropoesía)

Eres la ventosa
que se ad-hiere
a mis pupilas absortas.

Pablo Malmierca

Iguana

Para celebrar el registro de mi poemario (D-D)2 © os dejo uno de sus poemas acompañado de su versión musicada.

IGUANA
Un miembro amputado
yace lacerado
sobre las alambradas de la realidad.

El afuera,
el silencio,
un grito limpia el hollín de tu herida.
El oído se retuerce de dolor,
un sabor,
la herrumbre en tus labios.

Y la fuerza,
el muñón se desgarra,
sabor a desgracia,
el pulso que anega los pensamientos.
De nuevo la fuerza
se retuerce,
la flor de la carne nueva.
Regeneración sin nervios,
dermis sin conexión,
ausencia de dolor.

Anomalía,
preparada para el combate,
vuelves a despertar en la trinchera.

© Pablo Antonio García Malmierca.

Visión (IV)

                           Mundo

Raquíticas ofrendas

al sangrante ser,

descalabros de sabiduría

condenándonos a deprolables sentencias.

Quimera maquiavélica

a vueltas con el mundo.

Realidades tenebrosas

de un sangrante ser.

Sangre,

        luz,

            tinieblas,

espacio decorado

para la excentricidad oscura

de los seres pensantes.

¡Ser sangrante!

¡Cura tu herida!

Deja ya de sangrar,

tu sangre anega el escenario,

tu decoración inmensa

se tiñó de bermellón,

ante mí se extienden enormes cicatrices.

Venda tu corte

con la virtudes predicadas,

tu herida cicatrizará para siempre.

¡Ser sangrante!

¡Cura tu herida!

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