El pasado viernes asistí en León a la presentación del libro «Crisálida de Luna» de Felipe J. Piñeiro. Fue un acto en el que la poesía permaneció por encima de cualquier otro criterio. Piñeiro supo rodearse en la mesa de poetas y editories de reconocido prestigio (Iñaki Hernán, Erre Saravia, Azarías DLeyre y Puri Sánchez P). Allí se encontraban además otros grandes poetas de León y algunos que nos desplazamos desde otros lugares para escucharlos.

Se trata de un poemario donde se refleja la gran humanidad que trasciende desde el poeta hacia sus poemas. Pero nadie mejor que el autor del epílogo, Azarías DLeyre, para explicar esa sensación que transmite esta crisálida de luna: «Ávido de luz, como un pájaro ciego, Felipe J. Piñeiro traspasó el umbral de las tinieblas en busca de la esencia de sí mismo; y tras leer en los ojos del silencio, que el viaje de la vida no es más que un efímiero paseo preñado de lágrimas y adioses, y asimilar que es preciso echar tierra a las heridas que nos hablan de pretéritas quimeras y proseguir el viaje hasta arribar a Ítaca». ¿Qué más puedo decir? Simplemente que la poética crisálida se poso sobre todos los que acudimos a la velada, hicimos nuestros los poemas poniéndolos en nuestras voces de manera espontánea. ¿Qué mejor poesía que la que se apropia de las voces ajenas?

En el plano personal solo puedo decir que Felipe me hizo sentir como si perteneciera a esa gran familia que son este grupo de poetas de León. Espero poder compartir con vosotros muchos más días de poesía y amistad.

Agradezco también la invitación a la editorial Piediciones, sin ellos me hubiera sido imposible conocer a ese gran grupo humano que son estos grandísimos poetas.

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