Recupero un último poema, escrito a la vez que los anteriores de la serie poesía ecologista.
CLAMOR
Dibujadas sobre el eterno firmamento
efectúan con incesantes oscilaciones
su macabra función, en un instante violento,
las lanzas, las alabardas de dioses inertes,
imperturbables, altivas, imperecederas,
rompen el firmamento con inmutables dedos
que apuntan al Olimpo, su espacio infinito,
donde nacieron de divinos brazos hercúleos.
Júpiter lanza su enojo para recordar al hombre
la potencia del cosmos, brutal prueba de mando.
Luz, tinieblas, estruendos, el ocaso sin nombre,
se despedaza el limbo, cae roto sobre el mundo.
septiembre 13, 2013 at 1:32 pm
«…se despedaza el limbo»
Bailamos sobre una pista resbaladiza, pero la orquesta sigue tocando, hasta que no quede un solo bailarin.
Muy bueno.
septiembre 13, 2013 at 3:12 pm
Muchas gracias por tu comentario. Agradezco la profundidad de tu palabras.
septiembre 13, 2013 at 7:04 pm
¡Salud!